miércoles, 17 de octubre de 2012

Cambiar el idioma para cambiar la forma de pensar

Recientes estudios parecen indicar que los dispositivos mentales que determinan nuestra forma de pensar, es decir, la interpretación de los acontecimientos materiales e intelectuales y su posterior descripción, guarda una estrecha relación con el idioma utilizado.

Por ejemplo, los indígenas mapuches (sur de Chile y Argentina) se refieren al tiempo y el espacio dentro de un complejo esquema cosmogónico basado en una visión filosófica de la naturaleza y la vida, mientras que los indígenas de las islas Marshall, en la Micronesia, basan su visión del mundo sobre el requisito de ser conscientes en todo momento de la localización de los puntos cardinales; por lo tanto, estos últimos no dicen "el tenedor está a la izquierda del plato" sino "el tenedor está al suroeste del plato" (o en otra orientación, en función de la posición de la mesa).

¿Por qué esto es así? Cuando los europeos llegaron a las Marshall se encontraron con que los indígenas poseían cartas de navegación muy elaboradas. No podía haber sido de otro modo: sus vidas dependían de la capacidad para orientarse en el océano, por lo que entrenaron sus cerebros de una forma especial para poder sobrevivir, y lo hicieron incorporando la habilidad orientadora a su acervo cultural. Por otra parte, es probable que históricamente, la supervivencia de los mapuches posiblemente se encontrase más relacionada con la identidad grupal, y por lo tanto con su historia y creencias (en la nueva disciplina académica de las etnomatemáticas se estudia el influjo cultural de la habilidad matemática con relación al grupo social examinado).

Tenemos ejemplos más próximos. En el idioma catalán, el tiempo se cuenta haciendo referencia al futuro, en lugar de al pasado. Así, en catalán no se dirá "las nueve y media" sino "dos cuartos de hora para la diez". Por otra parte, es proverbial que el idioma inglés resulte especialmente dinámico y directo, mientras que las lenguas latinas se ocupan en la minuciosa precisión de los pretéritos y antefuturos, de una forma, digamos, menos elástica para las cuestiones prácticas.

Hace cuatro siglos, el filósofo, científico y hombre de Estado Francis Bacon escribió : "Creemos que la razón necesita las palabras para expresarse, pero las palabras también crean la razón".  La formulación que a este propósito se hace el joven filósofo (¡y contrabajista!) Gottfried Vosgerau (3) es: ¿Usamos la lengua para expresar nuestros pensamientos o es la lengua en sí la herramienta que nos faculta para pensar? 

Se ha sugerido (4) la posibilidad de que, en función del idioma utilizado, la persona se encuentra más capacitada para pensar de una forma específica ante un problema concreto, según se trate de negocios, filosofía, arte u otra materia. Un reciente experimento llevado a cabo en la Universidad de Chicago por un doctorando en psicología demostró que, ante un reto planteado a probandos anglosajones bilingües, su actitud se hace más osada si tratan de resolverlo en idioma español (5), pero más cauta si lo hacen en inglés.

Te propongo un interesante reto: ¿De qué nacionalidad es el autor de esta reflexión?:

"Too much sanity can be madness, and the maddest of all, to see the life as it is an not how it should be"(6)


Una última pregunta : ¿en qué idioma crees que se debería pensar para resolver la actual crisis económica en España?
Jose & Àlex

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