jueves, 3 de enero de 2013

Inteligencia útil, inteligencia inútil, inteligencia sin control


En la imagen, el matemático Theodore Kaczynski (Chigago, 1942), quien escribió varios artículos notables sobre las funciones circulares y las funciones de frontera (las funciones de frontera tienen relación con la matemática de Riemann y se trata de una materia realmente complicada).

El coeficiente intelectual de Kaczynski es de 170. Menos de un cinco por ciento de la población mundial alcanza esa cifra. Este hombre abandonó su puesto de profesor y se fue a vivir a una cabaña en los montes de Montana durante veinticinco años. Allí siguió investigando en matemáticas entre restos de comida podrida.

En el ambiente matemático se considera sin duda alguna que el talento de Kaczynski le hubiese permitido obtener un cargo académico en cualquier prestigiosa universidad.

Pero tras vivir en la cabaña durante ese cuarto de siglo, empezó a fabricar bombas. Mató a tres personas e hirió a veintidós. Kaczynski es el famoso Unabomber, que sembró el pánico en EE.UU. con sus inauditos ataques a medios de comunicacion y aeropuertos.

Denunciado por su hermano, fue juzgado y condenado a muerte. La condena fue posteriormente conmutada por cadena perpetua sin posibilidad de condicional.


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Unabomber es ciertamente un caso límite de inteligencia derivada hacia un pozo de locura. Lo inquietante es lo inútil que resulta para conocerse a uno mismo, la oportunidad y conveniencia de los propios actos y el ejercicio de la más imprescindible habilidad del ser humano: la comunicacion con los demás.

No digo que seamos "unabombers potenciales" ni mucho menos, pero cuando las cosas se tuerzan en nuestras vidas, y siempre que tengamos el valor suficiente para ser capaces de analizar la secuencia del camino que nos ha conducido a esos momentos incómodos, utilicemos hasta la última pizca de nuestra inteligencia para olvidarnos tanto de las tristezas como de las culpas, propias y ajenas, y preguntarnos dos cosas: una, si realmente nos conocemos, y dos, si conociéndonos, queremos que nuestra vida sea la que queremos que sea vivida para nosotros y para los demás.

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