viernes, 11 de enero de 2013

Los Tres Bastiones de la Seducción

Influencia y  persuasión son dos conceptos que se diferencian entre sí en función de la intensidad con que son capaces de modificar el comportamiento de otras personas. La influencia es más sutil, digamos, más delicada, y no siempre se aplica de forma consciente, mientras que la persuasión exige una planificación estratética  y una cierta dosis de puesta en escena, ayudada naturalmente por la habilidad dramática de la mente persuasora.

Lo que sucede es que la influencia, así  como la persuasión, se encuentran incluidas dentro de la categoría global de la Seducción. Tanto la presentación de una idea de negocio ante un consejo de administración como la consecución de una cita con una persona con la que se desea intimar y que todavía no se siente atraída por la idea, requieren la planificación estratégica y la ejecución impecable de la puesta en escena . En nuestro rol mayoritario de productores/consumidores somos blanco de un continuo bombardeo comercial e ideológico donde las órdenes de antaño resultan inútiles: Bebe Pepsi ya no funciona, pero A mí también me apetece una Coca-Cola se convierte en una locución perfecta si la escuchas justo antes de que empiece la proyección de la película. ¿Por qué? Porque hoy en día reaccionamos instintivamente contra las órdenes, pero sucumbimos ante los mensajes que se refieren a emociones que podamos identificar sin demasiado esfuerzo.

En un post anterior habíamos mostrado un boceto narrativo de la promoción de la película The Master a propósito de la transformación física, y supuestamente psicológica, de Joaquin Phoenix (éste es el enlace: La transformación de J. Phoenix) y hoy, tal como se había prometido, mostramos los objetivos y estrategia de cada fase. En el caso de The Master y su objetivo viral (del que este mismo post es un reflejo) se siguió el proceso de los Tres Bastiones de la Seducción (también  conocido como Las Tres Leyes Perversas de Hermida) que sigue a continuación:

BASTIÓN  1: DESCONEXIÓN DEL CEREBRO DE LA VÍCTIMA. Se consigue mediante un comportamiento desconcertante, absolutamente inesperado. La víctima trata de buscar alguna referencia en sus archivos mentales sin conseguirlo, lo cual induce en ella una Transición Alfa (si quieres saber más sobre la Transición Alfa, puedes consultar esta entrada en este mismo blog: Coerción, manipulación, Rave y Transición Alfa. En palabras más llanas: la víctima se queda completamente desorientada y no sabe qué opinar. Esto es lo que hizo Phoenix en la entrevista con Letterman.

BASTIÓN 2: "COME BACK". El Come Back es un recurso típico de Hollywood, que en la jerga cinematográfica española se denomina "secuela", aunque no es exactamente lo mismo. El serial de Rocky es un ejemplo típico. Cuanto más improbable sea el éxito de la secuela, más éxito tiene. En este momento, la mente de la víctima se encuentra totalmente anegada bajo el efecto de una curiosidad irresistible: "¿estará suficientemente cachas este hombre ahora que tiene más de sesenta años?". Y resulta que no sólo lo está, sino que todavía está más cachas que antes, lo que predispone a la víctima al efecto del tercer Bastión, el de la Diferencia de Potencial, que sigue a continuación.

BASTIÓN 3: EFECTO DIFERENCIA DE POTENCIAL. Consiste en crear un abismo entre lo que la víctima se espera y lo que realmente termina por suceder. Phoenix se estuvo presentando como un idiota perfecto a lo largo de prácticamente dos años, con aquella historia de su conversión en cantante rap, o hip hop o lo que demonios fuese o fingiese ser, a reaparecer no con su imagen anterior, sino con una radicalmente nueva, el público  materialmente se rinde. Se trata de un mecanismo similar al de un buen chiste, sólo que en este caso, el chiste es más efectivo en la medida en que consigue que quien lo escucha se ría de sí mismo, ya que eso aporta un efecto liberador, mientras que en el caso de la seducción se trata más bien de un efecto cautivador, objetivo nuclear de toda seducción.

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